domingo, 23 de septiembre de 2012

PASEANDO CON MOORE E INTENTANDO COMPRENDER

La "nota" de hace unos días, me dejó muy preocupada.
Tal vez criticaba un determinado comportamiento .
Un comportamiento que hace mucho tiempo me causó mucho dolor y mucho daño.
Pero yo no soy nada ni nadie para censurarle y , menos ahora que el daño y el dolor ya pasarón.
Quizá porque las historias y las leyendas muestran el alma en todo su paradojico explendor,
¿Quien soy yo para criticarlo, ¿Quien para censurarlo?.
Muchas empresas se crean para que su objetivo principal sea domeñar el poder de las historias.
Un predicacador, por ejemplo, puede silenciar la fuerza de una buena parabola cristiana reduciendo la historia ,o la leyenda, a una moraleja.
El psicoanalista, sin ir más lejos, puede desvirtualizarel relato de nuestras vidas, que nos parecen preciosas, interpretándolo en términos cientificos y de esto, algunos de nosotros tenemos alguna o mucha experiencia.
Incluso podemos anular la magia de una buena película u de un bello poema si primero acudimos a la critica o la censura sin saber que significa verdaderamente la historia y ni saber si es historia, cuento o leyenda, Si es buena o mala o si encaja con las correientes de la moda.
Si verdaderamente fuesemos buenos jueces, y mejores criticos,  intentariamos ,en lo posible, indagar en el proyecto de la película y la razon de la imaginación de quíen o quienes la imaginaron y la plasmaron en una pantalla de cualquier cine o dentro de nuestro propio salón o nuestro propio cuartito de estar donde , si o si , todos las vemos , aunque siesteemos o no.
Y si se tratara de una novela , buscariamos adentrarnos el la fantasía de autor.
Lo mismo ocurriría con un poema, ¿Que pretendía al escribirlo?, ¿Cuales serían los problemas a los que se estaba enfrentando?, ¿Que dolor le salía del alma cuando lo escribió?, ¿Que alegría?, ¿Rellenaba páginas simplemente?, ¿Desnudaba su alma y la exponia al lector?
Si nuestras criticas y censuras no son más que juicios sobre los detalles técnicos, nuestras reflexiones contribuirán al desencanto de la narración, pero si tienen profundidad añadiran un elemento valioso a la búsqueda constante de una buena historia , la cuente quien la cuente.
Visto esto e intentando compenderlo, ¿Quien soy yo para censurar y criticar a nadie ?...
Cuente lo que cuente. Diga lo que diga...
No estoy dentro de su alma ni siquiera de su corazón.
Tal vez así se vivio a si mismo y no soy quien para censurarselo y, si lo fuí, sigo siendo nadie para criticarle.
Al igual que el alma, una buena historia pasa revista a toda la gama de emociones y experiencias: amor, muerte, miedo, pasión sexsual y violencia
Cuando estos elementos se hayan bién engarzados, imprimen vitalidad y emociones a las historias
Una de las razones para que el sexo y la violencia asuman el protagonismo en las historias actuales es que no se integran fácilmente en la vida cotidiana.
El sexo no está integrado del todo en nuestras estructuras; en cambio, aparece como embarazo no deseado o elemento que provoca conflictos en todos los ambitos de la vida.
Las historias explicitamente sexuales nos presentan la dimensión física del sexo, sin corazón ni alma.
Los partidarios de la pornografía algunas veces señalan la lujuria que se desprende de las historias bíblicas, como los mitos y el teatro griego, colocan el sexo dentro de un contexto determinado, jamás aislado como mero fenómeno físico sin alma.
Algunos acusan a la pornografía de presentar el sexo como algo impersonal, pero tampoco una historia sentimental es siempre personal.
El sexo en la mitología, las religiones y gran parte de la literatura universal no es personal y, sin embargo, se incluye en la búsqueda humana del valor, la experiencia, y la visión.
Los adolescentes que miran revistas para adultos y los hombres y mujeres que asisten a espectáculos eróticos representan la búsqueda del erotismo por parte de la comunidad, un elemento que necesitamos más que ningún otro.
Necesitamos imagenes de sexo y violencia, de la misma manera que necesitamos retratos de familia, romances y misterios, pero las mejores imágenes proceden de las historias reales.
Una historia no versa sobre algo, sino que es el mundo en si mismo. Necesitamos apartarnos de las cosas y los acontecimientos para percibir la historia que hay en ellos.
En este sentido la historia siempre es falsa, pues representa un alejamiento de la realidad y una entrada en el reino de la imaginación.
Si la gente a veces actúa basandose en historias que ha leido, sobre todo de sexo y violencia, el problema no es la peligrosisdad de la historia en si, sino la locura de confundirla con la realidad.
(Mucho temo que ese fuese el problema y su dilema, aún sin resolver,  de la persona a la que hoy dirijo mi refrexión mientras sigo paseando  mi mirada en  los libros de Moore)
El misterio que evoca una historia constituye su corazón y su valor, y nuestras reflexiones sobre ella, así como la manera en que la narramos, leemos y representamos, debería estar en consonancia con el misterio.
 Las explicaciones y las interpretaciones son enemigas de la naturaleza de las historias.
Inhiben su poder de encantamiento, cuando precisamente éste es el mejor regalo que nos ofrecen.
Las historias nos cautivan no por permitirnos escapar de la condición humana, sino por transportarnos a un lugar donde nuestras vidas personales y todo lo que hay más allá de ellas se encuentran. Las historias nos encantan al abrir nuestra visión para dar cabida a lo maravilloso, lo misterioso e incluso lo horrible o espantoso.
El encantamiento de la historia reside en su capacidad para apartarnos de las normas, las espectativas, las leyes físicas y los requerimientos morales de la vida actual, y por eso las mejores historias muestran las influecias de la mitología, los cuentos de hadas, o las parabolas sagradas.
Una buena histroria es como una varita mágica que toca nuestra mente, la pone en trance y le da lecciones sobre otros mundos y otras épocas.
Hoy , y desde la distancia que nos separa, creo que por fín comprendo.
Cada uno de nosotros cuenta su propia historia.
Que asi es como la vivimos y así es como lo contamos y a veces nos atrevemos a narrarlo.
Hoy no soy capaz de criticar y hoy puedo perdonar.
Cada uno de nosotros cuenta su vida tal como le llegó y no pretendo ni tengo la presunción ni la osadía  de llegar a explicarlo.


MADRID. MADRUGADA DEL 23 DE SEPTIEMBRE DE 2O12
( Es cuando tengo el alma más lucida y clara e intento comprenderlo)



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