sábado, 11 de diciembre de 2010

PLEGARIA DE LA SERENIDAD

PLEGARIA DE LA SERENIDAD.






Que Dios me conceda serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las cosas que si puedo cambiar, y sabiduría para distinguir la diferencia. (Reinhold Niebuhr)

Utilizada por millones de personas de todo el mundo, la llamada “Plegaria de la serenidad” ofrece consuelo, tranquilidad y…mucho más.
Su popularidad y su eficacia residen en el hecho de que proporciona soluciones espirituales claras y sencillas para toda suerte de problemas de la vida.

¿Qué es lo que realmente pedimos cuando utilizamos la citada plegaria?
La primera parte tiene que ver con la impotencia y la aceptación. Reconocemos nuestra falta de poder sobre la gente, los lugares y las cosas… y rogamos (¿a Dios?) que nos ayude a aceptarlas tal y como son.

La segunda parte se ocupa de la disposición a hacer algo y de valor.
Indicamos que estamos dispuestos a asumir la responsabilidad y a hacer lo que nos corresponde
Pedimos a nuestro Dios que nos dé valor para actuar en las situaciones que hacen necesaria nuestra intervención.

En la última parte de la plegaria expresamos el reconocimiento de que a menudo nos resulta menos fácil saber, sin que nos ayuden, que situaciones piden aceptación y cuales requieren acción.
Pedimos a Dios que nos guíe, que nos indique qué desea que hagamos, que nos dé a conocer su sabiduría.
Como es obvio, en la “Plegaria de la serenidad” hay mucho más de lo que podíamos haber pensado.
Hoy seria un buen día para alcanzar un poco más de serenidad por medio de la aceptación, la acción y la disposición a buscar y cumplir con lo que es simplemente “sentido común”

MADRID 10 AGOSTO 2010




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