jueves, 1 de marzo de 2012

INDOLENCIA


INDOLENCIA


No me digáis que sigo siendo

una pobre mujer

equivocada!

Lo sé.

y sé más cosas todavía.

Sé que he soñado tanto

que convertí en inútiles

las más puras verdades;

sé que inventé yo misma

los más altos obstáculos;

sé que la vida era otra cosa,

¡y entonces ya lo sabía!

Pero una nace a veces así, torpe

y desmesuradamente triste,

y todo cuanto toca

se le va convirtiendo en cenizas.

Porque yo tuve dieciséis años

y aspiré a ser como un dios en la tierra.

Aspiré a dignificar a los hombres,

a enorgullecerme de mí misma.

Pero, ¡ya pasó!

Todo cuanto vosotros podáis echarme en cara,

hace mucho que yo me lo vengo repitiendo.

Extranjera en el mundo,

he contemplado la dicha de los otros

con una desesperada indiferencia.

Pero ya nada importa nada.

Aquí sigo en mi puesto,

con mi adolescente actitud de ávido hastío,

con mi lamentable corazón de muchacha

apasionadamente muerto.

¿Qué más da sentirse desdichada

si apenas queda tiempo de llorarse?

Es tarde para rectificar toda una vida

y, además,

ya lo sabéis,

soy indolente...



(Susana March. 1918-1991)

No hay comentarios:

Publicar un comentario